sábado, 21 de noviembre de 2009

Recuerdos inolvidables

Con Lisa nos conocimos en el primer año del secundario; cundo aún éramos chicas. Fuimos creciendo juntas mutuamente.Siempre tuvimos un ideal que nos unía, “Salvar al mundo”. Así es, que al egresar, nos dedicamos a ejercer nuestra meta. Era la época de huelgas de hambre, en defensa de la Universidad pública y gratuita. Mi amiga dedicaba mucho de su tiempo, en éstos ideales que las dos considerábamos justos. Sólo que ella se esforzaba más que yo.

El problema comenzó, porque en esas huelgas, grupos minoritarios se mezclaban, cada uno con su idea, y buscaban evadirse de sus problemas, recurriendo a distintas alternativas. Lisa, en su ingenuidad, entro en lo mismo que toda ésta gente anteriormente nombrada.

Para su desgracia, en realidad también para todos los que la queríamos; éste simple ideal, fue inclinándola cada día más al mundo de las drogas, como a tantos otros...

Ente éste ambiente se relacionó con distintas personas. Ella estudiaba Derechos, fue aquí donde conoció a un compañero de estudios, con quien formó pareja durante cuatro años. Mauro (su novio) la condujo por muchas sendas donde la influenciaron de diversas formas. Y en su insistente afán de ayudar, terminó acoplándose a ellos.

Luego de estar bastantes años juntos, Mauro cambió a Lisa, pero no por otra, sino por otro. Lo que provocó un fuerte shock en mi querida amiga, el cual fue inicio de todos sus problemas posteriores.

Un tiempo después, cuando pudo superarse, en cierta parte; decidió buscar empleo para poder continuar con su adicción. Trabajó en un club de bochas como moza de los socios del mismo y fue aquí dónde conoció a un tipo con el cual tuvo una hija. Aunque él era casado; se ocupaba a menudo de sus necesidades. El trabajaba en Estados Unidos; razón por la cual venía visitarlas semestralmente.

Al cabo de un tiempo, descubrió que su novia consumía drogas; él la amaba con todo su ser, así es que intentó dejar pasar éste problema.

En una oportunidad, Lisa se dio cuenta que el tráfico de drogas, era un buen negocio. Al principio, le fue bien, luego muy bien, pero éstos casos nunca terminan del todo satisfactorios. Justamente éste fue su caso.

Un día, normal, igual que todos los demás, ella se encontraba haciendo sus negocios, cuando por cuestiones de la vida, la encontraron y terminó yendo presa. Aproximadamente unos tres años, en los cuales íbamos los amigos, y su hijita a verla.

En la cárcel se dividían por triunfos o fracasos, ella estaba dentro de las traficantes, y como es de esperar allí se encontró con un montón de otras tantas mujeres que habían hecho lo mismo, aunque dentro de este sub grupo había líderes y esclavas; tuvo un poco de suerte, de no tener que ser del todo esclava de las más antiguas, pero igual no le fue tan bien. Tenía un montón de puntos colorados y negros en todo el cuerpo, cada uno de ellos significaba algo, marcas y quemaduras de cigarrillo que le habían hecho sus compañeras, aunque nunca me especificó el porque.

Como lo hacia siempre, llegó un día de EE.UU. su novio que se desayunó con la noticia de que estaba presa. Se puso muy mal, triste. La sacó de la cárcel, pagó para que quede libre, y se fue para siempre, sin dejar rastro alguno.

Quedó sola con una hija, en realidad no del todo sola, porque los amigos reales quedan. Tratamos de ayudarla un poco y sacarla adelante.

Desde entonces se las rebuscó para mantener a lo único que le daba sentido a su vida, su único tesoro, su hija. Por suerte abandonó estos vicios, inicio de todos sus problemas.

Vivió, a la de Dios que es grande, se las rebuscaba tirando las cartas, y trabajando, pero ese pasado la condenaba, no le fué facil conseguir en cualquier parte trabajo. Además ni siquiera se recibió de abogada.

Ya han pasado casi veinte años de todo esto, su hija ya es toda una mujer, con 19 años, también paso una vida bastante dura, al menos no tanto como su madre. Pero si, un abandono muy similar quedando soltera con una hija y tantos otros asuntos dramáticos.

Pero algo que nunca entenderemos, en realidad es una forma decir, por que sabemos muchas de las razones. Es que a los cuarenta y dos años de edad Lisa tuvo un final triste, sin importarle más nada, se fue, sin decir adiós, sin explicar nada, silenciosa… Quien sabe lo que habría pasado por su cabeza en ese momento. Quien sabe cuantas historias lleva un alma encima.


Anenka.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

http://www.bancoimagenes.com/cd726/cd726f108_a.jpg

Lugares para visitar (Argentina)

Seguidores