sábado, 21 de noviembre de 2009

Descubrir

Y de pronto un día descubrió que allá afuera había un mundo lleno de luz, de color y de vida… Un espacio que si bien siempre estuvo presente, parecía ser tan lejano, tan exento de ella. Y así fue que despertó en un paisaje nuevo, en una vida de sueños y anhelos, fantasías y emociones, pero esta vez reales, ya no había princesas y unicornios, ni burbuja de cristal; había personas con cuerpo, mente y alma. Y si bien a veces parecía ser cruda esa realidad, era eso, era verdadera; ni ficticia ni utópica. Se sentía extraña, distinta y hasta incómoda a veces, era una sensación rara, nueva y al mismo tiempo agradable, pero no lograba divisar ni discernir lo que sentía, por fin se había decidido a vivir, sin especular, sin planear y sin condicionamientos. Quería darse la oportunidad de equivocarse, o de triunfar, pero para ello debía intentarlo, necesitaba decidirse a sentir sin pensar, a disfrutar y soltarse, volar de verdad, liberarse de esa armadura que por tantos años llevó puesta, parecía transparente y hasta ella misma se había acostumbrado a llevarla. Decidió dejar sus armas a un costado, y no mirar atrás, tampoco adelante, solo caminaba y sentía la vida pasar a su lado, podía percibir el aroma de la primavera, la caricia de una brisa, pudo escuchar el canto de las aves, el sonido del agua y el sabor de una caricia, de una sonrisa, de un beso… Esta nueva sensación le provocaba cierta nostalgia, pensar en el hecho de que nunca estuvo imposibilitada de disfrutar y su propio corazón se había cerrado al amor y poco a poco fue creando una muralla para que nadie pudiera acceder a él, era realmente angustiante, pero no debía pensar en eso, no podía retroceder, ya se había decidido a cambiar y las heridas pasadas debían cicatrizar de una vez, o al menos ella debía desprenderse del dolor… Entonces, secó sus lágrimas, dejó sus armas, y con mucho esfuerzo se quitó ese enorme escudo que tanto le había costado formar… Poco a poco fue descubriendo su rostro, volvió a ver sus ojos en el reflejo del mar, y noto que tenía un cuerpo, un corazón y un alma. El rocío matinal rozo su piel, sensación que hace años había olvidado, y el aire parecía perfumado; fue como si toda la naturaleza hubiera estado a su disposición. Como si el mundo se hubiera detenido para que ella pudiera vivenciar la belleza, y todos aquellos sentimientos indescriptibles en una situación tan onírica, pero real. Ahora debía recorrer nuevos rumbos, conocer los caminos de una vida que siempre estuvo pero que nunca vivió; debía volver a nacer, volver a sentir, y darse la oportunidad de creer, de ser y al fin lograr amar de manera intensa e incondicional. Sus miedos comenzaron a desaparecer, las tristezas se esfumaron, el dolor cicatrizó y el pasado se convirtió en un vano recuerdo difuso… Comenzó a caminar de nuevo, ya no pensaba, solo sentía, disfrutaba y anhelaba. Su vida pasó a ser un don divino, una oportunidad única de explorar los misterios de la humanidad. Sus pies ya no tenían un sendero marcado, parecían volar, como si su alma se hubiera escapado y ya no pudiera controlarse. Nada había cambiado respecto a su vida anterior, excepto que ahora todo esto era real, y cada vez que despertara el sueño continuaría. Cada persona que tocara existiría, cada emoción que sintiera, sería verdadera. Ya no la separaba una esfera de cristal del mundo, porque ahora podía volar, podía soñar, podía sentir, podía ser y al fin podía amar.. Ahora ella era el mundo, era vida, era amor, era verdad…

Anenka.

1 comentario:

  1. son esas sensaciones que sólo uno puede vivenciar y que si bien nadie se percata de lo sucedido, se refleja de alguna manera o al menos quien lo siente, lo vive de manera diferente.

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